domingo, 24 de mayo de 2009

Julio Huasi    La vida es mi casa

La vida es mi casa

Sanseacabó, yo quiero cantar y tomar vino
Y comer los dorados tallarines
En la mesa tibia azul de los domingos
Y agarrarme a trompadas con la niebla
Y fabricar violines a los chiquilines
Que no saben ya que hacer con las estrellas
Y ese ancho río…

Quiero tener una muchacha que se llame beba
Que tenga los ojos de tormenta, los labios de malvón nocturno
Y una sublime y loca pollera
Y todo el verano, la magia y lo que no tiene palabras
En el profundo misterio de sus muslos.

Quiero tocar con ella los timbres de los millonarios
Y salir corriendo y reír a carcajadas
Y tras nocheras esquinas
Bautizar las vieja luna de buenos aires
Escupiéndole saliva enamorada
Con nuestra lengua joven
Y morderla localmente en la mejilla
Para que sepa, la altiva,
Nuestras feroces ganas de vivir…
Después dejarla atada en el aire
Con un moño violeta en el claro cogote…

Quiero salir con bandoneón y con poemas
A juntar dinero para los huelguistas
Y besar el corazón de la ciudad
Con mi boca bandolera
Y penetrar las humeantes cocinas
Y destapar las cacerolas
Porque quiero saber que comerá
La chiquita niña
Que me dijo chau lavando la vereda
Con su enorme escoba…
Justo que se le caían
La bombacha floja
Y la oscura trenza
La pulsera rota,
La mirada buena.

Quiero desayunarme con un alba rosa y un verde mate
En la parada de los mil tranvías, los dormidos guardas y los conductores
Y un gorrión que me vuele en torno a la bombilla
Y un avión que en la madrugada pase
Desflorando el cielo de rojo los motores,

Mientras entra la mañana por las claraboyas
Y de un taxi baja la madura señorita
Y los palitos de la yerba bailan
Y un músico vuelve con violín en bolsa,
Voy a tomar la madrugada verde
Y hacer el mate de color de rosa

Todo porque se acabó, porque quiero cantar y tomar vino
Y comer esos dorados tallarines
Y tener una muchacha que se llame beba
Y un bandoneón de veras y un domingo
Y reventar de trompadas a la niebla
Y fabricar violines
A los chiquilines
Y a la luna un moño de color violeta
Y a la aurora rosa de los mil tranvías
Un guarda sin sueño y una verde yerba
Y al músico un verso y una buena sopa
Y una bella cacerola para la cocina
Y para la niña una bombacha nueva
Y una luz más dulce por las claraboyas.

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