miércoles, 3 de junio de 2009

Juan Gelman

Porque existen…

Porque existen las plazas. Y los pájaros
Y las muchachas y los perros y
los árboles, la gente, los zaguanes.

Porque existen los juanes, preocupados
porque la nena tiene fiebre o
le salen los dientitos. La mujer
suele decir “Cuando te aumenten
el sueldo…” y suele estar en el mercado
contando las monedas y contándose
la vida a tropezones.
¡Qué cuestión!

Si estas cosas existen, si es que están
golpeándote y pegando a tu sordera,
¿quizás te calles o te vayas o
te dediques al sueño, a la morfina,
quizás te vayas, si, o tomes vino
sobre el estaño, cálido de codos,
posiblemente existas de este modo,
pálido, flaco, tropezándote
a cada rato con tu pantalón
y tu camisa, rota de ilusiones,
y tu ilusión, tan rota de camisas?

¿Quizás te escapes con la madrugada
tibia aún en tus ojos, para ir
a la muerte, a la muerte y a la muerte,
bajo otros cielos, sobre ajenos patrios,
entre otras voces, caras, infelices,
para que digan se murió, eso es todo,
siempre eso es todo, se murió, que encuentren
un peine roto en tu bolsillo, cartas,
y eso es todo, eso es todo?
¡Que cuestión!

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