Hambriento
Nasrudin estaba tan hambriento que se puso a comer a dos manos.
—¿Cómo puede comer a dos manos siendo un Mullah?, le preguntó el camarero.
—¡Porque no tengo tres!, le respondió Nasrudín, sin inmutarse y sin dejar de masticar a mandíbula batiente.
jueves, 30 de julio de 2009
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