Nasrudin llamó a la puerta de una casa grande para pedir dinero con fines benéficos.
El criado dijo:
—Mi amo ha salido.
—Bien, replicó el Mullah, aunque no haya podido contribuir, te ruego darle a tu amo un consejo mío. Dile: "La próxima vez que salgas, no dejes tu cara en la ventana. Alguien podría robarla".
sábado, 18 de julio de 2009
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