miércoles, 15 de julio de 2009

Nasrudin

Las propinas

Cuando el Mullah Nasrudin salió de la mezquita, luego de la oración, un mendigo que estaba sentado en la calle, le pidió limosna.
La conversación tuvo lugar como sigue:
Nasrudin: ¿Eres gastador?
Mendigo: Sí, Mullah.
Nasrudin: ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: Sí.
Nasrudin: ¿Supongo que te gusta ir diariamente a los baños?
Mendigo: Sí.
Nasrudin: ¿Y quizá, divertirte un poco, bebiendo con tus amigos?
Mendigo: Sí, todas estas cosas me gustan.
—Tut, tut, dijo el Mullah, y le dió una moneda de oro.
Pocos pasos mas adelante, otro mendigo, le pidió una moneda.
He aquí el dialogo:
Nasrudin: ¿Eres gastador?
Mendigo: No, Mullah.
Nasrudin: —¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: No.
Nasrudin: Supongo que te gusta ir diariamente a los baños.
Mendigo: No.
Nasrudin: Y quizás hasta divertirte bebiendo con tus amigos.
Mendigo: No, yo solamente quiero vivir humildemente y rezar.
Entonces, el Mullah le dió una pequeña moneda de cobre.
—¡Oh! ¿Por qué me das a mi, un solo centavo, se lamentó el mendigo, siendo como soy un hombre piadoso y que economiza, y le has dado una moneda de oro a ese individuo que es un manirroto.
—¡Ah!, replicó el Mullah, Sus necesidades son mayores que las tuyas.

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