miércoles, 15 de julio de 2009

Nasrudin

Asombrarse

Todos los días, dice el Mullah Nasrudin a su mujer, me asombra más la eficiencia con que el mundo está organizado, generalmente para el bien de la humanidad.
—¿A que te refieres exactamente?
—Pues, fíjate en el camello, por ejemplo. ¿Por qué supones que ellos carecen de alas?
—No tengo ni idea.
—Bien, date cuenta que si los camellos tuvieran alas, podrían anidar en los tejados de las casas y destruir nuestra paz corriendo por ellos
y rumiando sobre nuestras cabezas.

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