domingo, 5 de julio de 2009

Nasrudin

El león

El Mullah Nasrudín estaba contando una historia a sus discípulos y de repente comenzó a llover. Uno que pasaba por allí, para protegerse, se guareció bajo el cobertizo donde Nasrudín estaba hablando a sus discípulos. Esperaba solamente a que despejara, pero no pudo evitar el escuchar lo que se decía.
Nasrudín estaba narrando historias increíbles. En muchas ocasiones el hombre encontró casi imposible el resistir la tentación de interrumpir, tantos eran los absurdos que se estaban diciendo. Pero lo pensó una y otra vez y se dijo a sí mismo: "No es asunto mío. Estoy aquí debido a la lluvia y tan pronto ella cese, me iré. No debo inmiscuirme."
Nasrudín estaba diciendo:
—Una vez, cuando era muy joven, viajaba por las selvas de África, el
continente misterioso. De pronto, un león apareció a cinco metros de mí. No tenía escapatoria, ni un arma, ninguna protección. Tan solo en la selva, a la buena de Dios. El león me miraba fieramente y comenzó a dirigirse hacia mi.
Los discípulos estaban ya muy excitados. El Mullah se detuvo por un instante a mirar sus rostros.
Un discípulo le dijo:
—No nos tengas en vilo, ¿qué ocurrió?
—No te demores, dinos qué sucedió, añadió otro discípulo.
—Es muy sencillo, muy lógico, descubridlo por vosotros mismos. El león se abalanzó sobre mí, me mató y me devoró.
En ese momento el forastero no se pudo contener.
—¿Está usted diciendo que el león lo mató, se lo comió y usted está todavía aquí, vivo?
Nasrudín miró directamente al hombre y le dijo:
-¿Acaso le llamas tú a esto estar vivo?

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