martes, 28 de julio de 2009

Nasrudin

Un caballo maravilloso

—Un día trajeron ante el príncipe de la corte en la que me hallaba, un caballo maravilloso. Nadie podía montarlo a causa de su mucho brío. Repentinamente, en un arranque de orgullo y caballerosidad, exclamé:
—Ninguno de ustedes se atreve a montar este tan espléndido caballo, ¡ninguno! ¡Ninguno de ustedes puede mantenerse sobre su lomo! Yo, me lancé prestamente a montarlo. Contaba Nasrudín.
—Y qué sucedió?, preguntó alguien.
—Yo tampoco lo pude montar, dijo el Mullah.

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