Digo mentiras
Nasrudín estaba enfermo, le insistieron que acuda al médico.
—¿Bebe usted alcohol?, le preguntó el terapeuta.
—No, dijo.
Sus manos temblaban. Estaba ebrio, lo decía su aliento, sus ojos, su postura.
—Muy bien. ¿Anda con mujeres?, le preguntó el galeno.
—No, dijo.
Acababa de dejar a una prostituta. Llevaba carmín en el rostro.
—¿Fuma usted, Nasrudín?, preguntó el médico.
—No, nunca.
El paquete de tabaco sobresalía del bolsillo. Sus dedos, amarronados de nicotina.
—¿Entonces, qué hace?, inquirió el doctor.
—Digo mentiras, dijo Nasrudín.
lunes, 3 de agosto de 2009
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