miércoles, 26 de agosto de 2009

En busca de la sabiduría

Un grupo de filósofos osaron partir en busca de la ansiada sabiduría.
Se dirigen a Oriente esperanzados de hallar un maestro que les guíe.
Un día, caen en sus manos varios textos sufís que les causan una gran impresión. Decididos a encontrar un sheik (maestro espiritual) que les admita en su tariqa (comunidad), dan inicio a una afanosa búsqueda.
En Persia, dan con varios de ellos pero ninguno se muestra dispuesto a instruirles. Al tiempo uno de ellos, les envía al gran sabio Nasrudin.
Parten de inmediato en su búsqueda y el Mullah accede a recibirlos.
Nerviosos e ilusionados, le transmiten sus inquietudes, le comentan:
—Llevamos años buscando el verdadero conocimiento, la sabiduría. Hemos abandonado lo que teníamos por este anhelo. Permítenos, oh gran sabio, recibir tu doctrina, que seamos proclives a ella, a su luz.
Nasrudin, en toda su enormidad y mirándoles fijamente, les pregunta:
—¿Estáis dispuestos a enfrentaros a vuestros prejuicios, liberaros de todas vuestras ataduras mentales. A olvidar los que creéis que sabéis, lo que creéis que sois con tal de alcanzar la Verdad?
—Por supuesto, Maestro, responden al unísono.
El Mullah se levanta y les conmina a seguirle. Les conduce a una sala donde se encuentran una docena de estudiantes en plena meditación. Les interrumpe y repite la pregunta que había hecho a los filósofos.
La respuesta es un unánime y estruendoso:
—¡No!
Se vuelve hacia los filósofos que no salían de su asombro y les dice:
—Estos son mis discípulos más antiguos, llevan siete años conmigo...
Lo siento, no puedo ayudaros, concluyó Nasrudin.

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