sábado, 28 de noviembre de 2009

Nasrudin

El remedio es la mitad de la cura

Un día, Nasrudín, fue de un maestro para aprender el arte de curar.
Cierta vez vieron venir a un paciente y el maestro le recomienda.
—Atiéndele tú, que este hombre sólo necesita granadas para curar.
Nasrudín recibió al paciente, y con suma confianza le palmea y le dice:
—Solamente tiene usted que tomar granadas, señor, es todo lo que necesita.
El hombre se fue protestando sin considerar con seriedad el consejo.
Nasrudín se lanzó hacia su instructor, y preguntó en qué había fallado.
El erudito solamente sonrió y no hizo ninguna clase de comentarios.
Un día, pasado un tiempo le pone en conocimiento de las vicisitudes
y necesidades del paciente que en ese momento se disponía a entrar.
—El hombre necesita granadas para su cura, pero seré yo quien actúe.
Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su trabajo, de su
situación, dificultades e ilusiones. El maestro con aire pensativo dijo
como para sí mismo, con su mirada en los ojos urgidos de su alumno:
—Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que dentro,
en su interior contenga granos jugosos de color granate.
El paciente interrumpió exclamando:
—¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme?
El paciente curó y Nasrudín obtuvo una ocasión más para aprender:
El remedio es la mitad de la cura, la otra mitad es la respuesta de aquel a quien se cura.

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