Una espina en el pie
Cierto día, mientras el Mullah Nasrudin trabajaba en su granja, una espina penetró su pie. Insólitamente, dijo:
—¡Gracias, Dios mío, gracias! ¡Es una bendición que en el día de hoy no estuviese con mis zapatos nuevos!
domingo, 6 de diciembre de 2009
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