sábado, 9 de enero de 2010

Nasrudin

Los gansos del estanque

Cierta vez Nasrudín cocinó un ganso para regalárselo al gobernador, quien al ver que el ganso tenía sólo un muslo, preguntó intrigado:
—¿Qué ha pasado con la otra pata?
—Excelencia, los gansos de nuestra ciudad sólo tienen una pata y si no me cree, observe a los gansos del estanque.
El gobernador se asomó a la ventana para poder comprobarlo. Y para suerte del Mullah había varios gansos sobre una sola pata.
—Señor, ¿no le dije que los gansos de esta ciudad solamente poseen una pata? dijo un aliviado Nasrudín.
En ese instante, un sirviente, comenzó a llevarse los gansos al corral y como era de esperar, corrían con las dos patas.
—Me has mentido, infiel, ¿por qué intentas engañarme? Estos gansos, como puedes ver, tienen dos patas, le arrostró el mandatario.
Nasrudín reflexionó un breve momento y respondió descaradamente:
—Señor, los golpes que les daban con esa vara eran tan fuertes como para que le crecieran cuatro patas en lugar de dos.


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