El ladrón de zapatos
Un ladrón conocido por sus fechorías y que se especializaba en robar zapatos, siguió un dia a Nasrudin.
EL Mullah ingresó a una mezquita, se sentó y comenzó sus oraciones.
En contra de la costumbre, no se quitó los zapatos.
El ladrón, que se había sentado detrás de él, no pudo resistir el decir en voz alta:
—Una oración que se dice con los zapatos puestos carece de efectividad.
—¿Lo crees? ve, esta vez te equivocas, murmuró Nasrudin por encima del hombro, o, ¿no te parece efectivo que siga teniendo los zapatos?
martes, 16 de marzo de 2010
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