jueves, 23 de agosto de 2012

Nasrudin

Manos ocupadas

Durante la conquista tártara de Asia Occidental, el Mullah Nasrudin fue movilizado y alistado en el ejército. Un día, se encontró formando parte de una división enviada a reprimir una rebelión en una ciudad de la frontera. Alentados por el resentimiento, los habitantes de la ciudad derrotaron fácilmente a las tropas del emperador. Los pocos que sobrevivieron se vieron obligados a huir. En conclusión, Nasrudin regresó al palacio cubierto de cortes y contusiones.
El tirano Tamerlán le increpó duramente.
—¿Por qué no has podido impedir que te golpearan de esta manera? ¡Tenías espada y mosquete!
—Ellos fueron mi perdición, contestó el Mullah. Con las armas en una mano y mi conciencia en la otra, no me quedaba mano libre con que luchar.

3 comentarios:

  1. Sabia reflexión, menos mal que no habían móviles entonces. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Interesante blog te dejo +5 booster de boosterblog

    http://frikadas.boosterblog.es/

    ResponderEliminar