viernes, 19 de abril de 2013

Cuento de la tradición sufí

"El mundo es una prisión y nosotros somos los prisioneros: ¡haz un boquete en el muro de la prisión y sal de ella!"

Yalal ad-Din Muhammad-Rumí


La prisión Cuento sufí

Imagina a un hombre que tiene que rescatar a gente de cierta prisión. Se ha decidido que sólo hay un modo plausible de llevar esto a cabo.
El libertador tiene que entrar en la prisión sin atraer la atención.
Debe permanecer allí relativamente libre para actuar durante cierto período. La solución escogida es que entrará como convicto.
Por lo tanto, hace los preparativos, oportunos para que le capturen y le sentencien. Como otros que han caído víctimas de este sistema, se le envía a la prisión que es su meta.
Cuando llega, comprende que se le ha despojado de cualquier posible dispositivo que le pudiese haber ayudado en una escapada. Todo lo que posee es su plan, su ingenio, su habilidad y su conocimiento. Por lo demás, tiene que arreglárselas con equipo improvisado, adquirido en la propia prisión.
El gran problema es que los prisioneros sufren de psicosis carcelaria. Esta psicosis les hace pensar que su prisión es el mundo entero. Otra característica, es el olvido de partes esenciales de su pasado. Por lo tanto, casi no poseen memoria alguna de la existencia, perfil y detalle del mundo exterior.
La historia de los compañeros de prisión de nuestro hombre, es una historia carcelaria. Sus vidas son vidas carcelarias. Piensan y actúan en base a ello.
Por ejemplo, en vez de acumular pan como provisión para la huida, lo moldean y hacen dominós con los cuales juegan. Saben que alguno de estos juegos son diversiones, pero otros los consideran reales. A las ratas, que bien podían entrenar como medio de comunicación con el exterior, las tratan como animales domésticos. Consumen el líquido de limpieza que contiene alcohol, el cual les produce alucinaciones placenteras. Considerarían una triste pérdida, incluso un crimen, si alguien lo usase para drogar y dejar inconscientes a los guardianes, haciendo posible la huida.
La problemática se agrava, ya que estos desdichados han olvidado el verdadero significado de algunas de las palabras normales que hemos estado usando. Si les pides una definición para palabras tales como provisiones, viaje, huida, obtendrías una lista de significaciones como "rancho carcelario", "caminar de un bloque de celdas a otro", y "evitar el castigo por parte de los guardianes".
Para ellos, "el mundo exterior" sonaría a sus oídos como una extraña contradicción: "Ya que éste es el mundo, este lugar donde vivimos", y dirían, "¿cómo puede haber otro fuera?".
El hombre que está trabajando en el plan de rescate, al principio, sólo puede actuar mediante analogía.
Hay pocos prisioneros que acepten sus analogías, ya que a ellos les parecen locos balbuceos. Al decir,  Necesitamos provisiones para nuestro viaje de huida al mundo exterior, por supuesto, a ellos les suena como tal absurdo:  Necesitamos provisiones: "alimentos para usar en la prisión".   Para nuestro viaje: "trasladarnos de un bloque de celdas a otro".   De huida: "evitar el castigo de los guardianes".   Al mundo exterior: "a la prisión exterior..."
Algunos de los prisioneros de mente más seria puede que digan que quieren entender el significado de sus palabras, pero ya han olvidado el lenguaje del mundo exterior.
Cuando este hombre muere, algunos de los prisioneros hacen de sus palabras y actos un culto carcelario. Lo utilizan para consolarse a sí mismos y para encontrar argumentos contra el siguiente libertador que se las ingenie para llegar hasta ellos.
Sin embargo, una minoría, de vez en cuando, escapa.

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