domingo, 27 de octubre de 2013

Jiddu Krishnamurti

¿Puede librarse la mente de todo el pasado?

Los sistemas, las filosofías y las religiones no han liberado al hombre. Vemos que aún sigue dentro de la prisión que él mismo ha hecho de la conciencia, y esa no es libertad de ninguna manera. Es como un preso que aún viviendo entre cuatro paredes, dice que es libre. Por cierto no lo es, puede pasear por el espacio cercado, pero la libertad es algo enteramente distinto, reside por completo fuera de la prisión. Viendo cabalmente toda esta compleja relación humana, este complejo de condicionamientos, la pugna, la lucha, la brutalidad, la soledad, la desesperación, el miedo a la muerte, la falta de amor, la agresividad, lo que somos, nos preguntamos: ¿es posible trascenderlo por completo y quedar enteramente libres de todo ello? No puede ayudarnos ningún agente exterior; cualquier agente externo es otra invención de una mente condicionada, otra ideología de una mente que no puede encontrar una salida y que por eso asume como un hecho lo que sólo es una creencia.

La vida es una serie de experiencias, conscientes o inconscientes. Todas estas experiencias, las distintas formas de influencia, ideas, propaganda, todas se están vaciando en el interior, y cada una de ellas produce una huella. Es con estas diversas heridas, huellas, recuerdos, en forma de conocimiento, que miro, de modo que mi mirada está siempre nublada, nunca está clara. ¿Puedo mirarme yo con ojos que nunca hayan sido tocados por la experiencia? Si me miro con los ojos de la experiencia, con ojos que han mirado tantas cosas por las que he pasado; tantas tragedias, pensamientos, penas y desesperanzas entonces esos ojos nunca ven nada con claridad. Para mirar, ¿puede librarse la mente de todo el pasado?

¿Puede la mente darse cuenta de su condicionamiento? ¿Puede mirarlo sin distorsión alguna, sin ninguna predisposición? Ese es el problema. ¿Es posible mirar cualquier cosa, el árbol, la nube, la flor, el niño, el rostro de una mujer o de un hombre como si usted lo estuviera mirando por primera vez? Esa es realmente la cuestión fundamental: verdadera libertad para mirar.

Y la libertad implica estar libre de todo el trasfondo del pasado. El pasado es la cultura en que nos hemos criado, las influencias sociales y económicas, las tendencias peculiares de cada uno de nosotros, los impulsos, los dogmas religiosos, las creencias, todo eso es pasado; y con ese pasado tratamos de mirarnos, aún cuando nosotros mismos somos ese pasado.

¿Ha intentado alguna vez mirar a su esposa, al marido, a la amiga o al amigo, sin la imagen que tiene de ellos? ¿Ha visto sus implicaciones y ha visto si puede estar libre de implicaciones para poder mirar?

Necesitamos mucha energía para mirar un árbol sin este espacio, sin esta división entre el que ve y lo visto; usted necesita gran energía en su atención y también es menester que tenga un sentido de libertad. La libertad y la atención tienen que ir juntas. De ahí nace el amor, cualidad de atención en que no existe el observador.

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