lunes, 5 de enero de 2015

Nasrudin

Ciego al color

El sha era un hombre muy presumido. Un día, el peluquero de la corte observó que la barba real comenzaba a encanecer, y el desdichado fue inmediatamente decapitado. El gobernante requirió otro barbero.
—Dime, preguntó al primer candidato, ¿percibes algún pelo gris en mi barba?
—Uno o dos, Excelencia, admitió el hombre.
—¡Llamad al verdugo!, vociferó el sha, y el desafortunado hombre fue decapitado.
El monarca se volvió hacia el siguiente aspirante al empleo y le hizo la misma pregunta. Horrorizado por el infortunio de su predecesor, se inclinó profundamente y dijo:
—Majestad, vuestra noble barba es tan negra como el azabache.
—¡Embusteros!, bramó el sha, y ordenó decapitar inmediatamente al pobre hombre.
Finalmente, se volvió a Nasrudín.
—¡Tú!, ¿Cómo describirías el color de mi barba?
—¡Ay!, dijo el Mullah, desgraciadamente soy ciego para el color.

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