martes, 20 de octubre de 2015

Nasrudin

Cuentos de guerreros

—En la batalla de Bokhara, se pavoneaba un guerrero, derribaron mi corcel y me cortaron el brazo derecho, pero me las arreglé para seguir barriendo al enemigo con mi brazo izquierdo.
—¡Eso no es nada!, afirmó un segundo caballero. En la misma batalla, un guerrero enemigo hundió su hacha en mi cráneo y me arrancó el ojo, pero seguí luchando y volví a casa con su cabeza en una pica.
—¡Juego de niños!, respondió Nasrudín, cansado de sus jactancias. En la misma batalla, un enemigo, de unos quince metros de altura, sacó su espada y me cortó la cabeza. Pero yo la recogí, la puse de nuevo sobre mis hombros y continué como si nada hubiera ocurrido.

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