lunes, 25 de mayo de 2009

Carlos de la Púa

Langalay (poema lunfardo)

Vivió sacándole punta al coraje.
Prepotente y cabrero,
le gustaba clasificar los puntos del reaje,
y a los que no sabían guapear
les ponía cero.

Conocía el santo y seña del cuchiyo,
usaba taco alto
y escupía por el colmiyo.

Del cogote, como un escapulario,
le colgaba un prontuario
de avería.
(Al barrio de Las Ranas
hizo temblar con sus macanas.)

Hoy el progreso lo empujó para Villa Madero.
Una mina con cancha le sacó las virutas de cabrero
y el amor al hijo lo hizo amainar.

Sólo conserva de recuerdo un suncho
grabado en la tarimba de un plenario
con estas ocho letras bravas:
L a n g a l a y.

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