domingo, 24 de mayo de 2009

Luchi Luis

Soledad

Toda la tierra
a mi espalda,
todo el cielo
en mi pecho.
Las hormigas me confunden
con sus rutas conocidas.
Pasan hombres que parecen gigantes
desde el horizonte
que divide
las alturas de las profundidades.
Trepa mi mirada
acompañando las soledades sin horas,
los troncos erguidos,
el viento,
las ondas invisibles,
los gritos los silencios.
Las hojas acarician
celestes de nubes
tan alto, tan alto
que mis ojos las alcanzan;
vuelo en el silbar del pájaro
buscando destino para mi canto,
sin avidez de cazador,
sin hambre, con misterios.
Alguna vez he sido movimiento
como ese murmullo
que brota sin mi ayuda.
¿Alguna vez he sido movimiento?
Mis manos y mi voz
yo no las hice,
tampoco el aire
con el que golpearon su existencia.
de pronto mi sudor
fue más salado,
El cerebro creció como los pelos,
también de pronto
triste, disconforme
solitario,
ya era hombre.
Me aferraba a la vida por amor
a la muerte por angustia,
mas nunca quise herir,
mi paso cambió el ritmo,
a veces fui raíz,
otras,
agua que alimenta.
mies sin poder llegar al pan.
Barco que no vencido a una tormenta.

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