Un samurai fue a visitar a un viejo sabio para plantearle una duda que lo atormentaba.
—Señor, estoy aquí porque necesito saber si existen el infierno y el paraíso.
—¿Quién lo pregunta? contestó el maestro.
—Un guerrero samurai.
—¿Tú, un guerrero samurai?, se burló el maestro. ¿Con esa cara de idiota que tienes?
El guerrero no daba crédito a lo que oía.
—Seguro que además de estúpido eres un cobarde, se mofó de nuevo.
La ira se adueño del samurai que desenvainó intuitivamente su catana.
—¡Ahora se abren las puertas del infierno! gritó el anciano.
El guerrero comprendió de súbito la actitud del maestro y guardó su catana, avergonzado.
—¡Ahora se abren las puertas del paraíso!, exclamó el maestro.
viernes, 3 de julio de 2009
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