jueves, 16 de julio de 2009

Nasrudin

El palacio y la posada

El Mullah Se dirigió al palacio del rey y se presentó directamente ante el trono. Iba vestido de una forma tan poco convencional que nadie se atrevió a detenerlo. El rey le preguntó:
—¿Qué buscas?
—Busco un lugar para dormir en esta posada, contestó Nasrudin.
—Esto no es ninguna posada, es mi palacio, respondió el rey.
—¿De quién era el palacio antes de ser tuyo?, insistió en preguntar el Mullah.
—De mi padre, afirmó el rey.
—¿Y antes de tu padre?
—De mi abuelo, dijo el rey.
—¿Y este lugar, donde la gente viene y va, donde se quedan un tiempo y después desaparecen, lo llamas con otro nombre que no sea posada?

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