El préstamo
Un conocido pidió a Nasrudin un dinero a préstamo. El Mullah pensó que no lo recobraría jamás, pero de todas maneras le cedió el dinero.
Para su sorpresa, el hombre no tardó en devolverle el préstamo, que dejó intrigado y pensativo a Nasrudin.
Algún tiempo después el mismo hombre le pidió nuevamente dinero prestado diciéndole:
—Tu sabes que soy cumplidor, pues te he devuelto tu préstamo la vez anterior.
—Pues, esta vez no, bribón, resopló Nasrudin. ¡Me engañastes la vez pasada, cuando pensé que no me lo devolverías. No te saldrás con la tuya por segunda vez.
miércoles, 15 de julio de 2009
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