sábado, 18 de julio de 2009

Cómo vencer el miedo

Un funcionario que nunca había viajado en barca, lo hizo un día junto a Nasrudin, para atravesar un río. En medio de la corriente, el viento comenzó a soplar, levantando oleadas no muy fuertes. El funcionario, atemorizado, se sujeto con fuerza a la manga de Nasrudin suplicando:
—Mi querido Nasrudin, mi corazón palpita apresuradamente. ¿Podrías ayudarme a serenar mi ánimo?
—Con mucho gusto, respondió Nasrudin, pero no sé si se atreve usted a ensayar el mejor método.
—Sí, sin duda. Estoy dispuesto a probar todos los métodos que puedan calmarme.
—Pues bien, ante todo baje de la barca, dijo Nasrudin, empujándolo al agua.
El cuerpo del funcionario se sumergió bruscamente para reaparecer una y otra vez en medio de desesperadas sacudidas. Luego, Nasrudin, asiéndole por los cabellos, lo introdujo de nuevo en la barca. Después de esta penosa prueba el temor del funcionario había desaparecido. Nasrudin le preguntó:
—¿Cómo se siente? ¿Todavía tiene miedo?
—No, no. No tengo miedo. Estoy muy tranquilo, se apresuró a decir el funcionario.
—Es evidente, argumentó Nasrudin, que quienes no andan a pie no puedan estimar en su justa medida las ventajas de cabalgar y quienes no han caído al agua, tampoco pueden darse cuenta de la seguridad que nos ofrece una barca. Por esta razón, señor funcionario, usted, que come todos los días exquisitos y variados manjares, nunca puede compenetrarse de las penalidades y privaciones de los pobres.

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