jueves, 16 de julio de 2009

Nasrudin

Bendícela

La cabra de un pobre campesino contrajo sarna, un mal conocido que
en aquellos tiempos, se curaba poniendo un paño con alquitrán en las partes enfermas. El hombre era muy ingenuo y sencillo, así que llevó la cabra a Nasrudin y le dijo:
—Señor, yo sé que tú eres un hombre religioso. Por favor bendícela y se curará.
—Está bien, contestó el Mullah. La bendeciré si ese es tu deseo; pero yo, en tu lugar, no dudaría en ponerle también un poco de alquitrán.

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