jueves, 30 de julio de 2009

Nasrudin

Tiempo de trabajo

El Mullah llegó con su cestillo de herramientas, entró en el almacén y lo depositó en una estantería. Luego, se dirigió a la puerta dispuesto a salir nuevamente a la calle.
—Pero ¿adónde vas?, le preguntó el propietario.
—A cortarme el pelo, respondió Nasrudín.
—¡Qué! ¡No es dable ir a la barbería en el tiempo de trabajo!, intentó razonar el dueño al borde del colapso.
—Pero el pelo me ha crecido en este tiempo de trabajo, confirmó con total convicción Nasrudin.
—¡No es posible que todo el pelo te haya crecido desde que entraste en esta casa, venerable Mullah! Me estás volviendo loco.
—Bueno, concedió Nasrudín, entonces, le diré al barbero que no me lo corte del todo, sólo rebajar un poco.

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