Un plato de berenjenas
Nasrudín y un amigo acudieron a un restaurante y, para economizar, decidieron compartir un plato de berenjenas.
Discutieron casi violentamente sobre si debían ser rellenas o fritas.
Cansado y hambriento, Nasrudín cedió y pidieron berenjenas rellenas.
Súbitamente, en tanto esperaban la comida, su acompañante sufrió un colapso y parecía estar grave. Nasrudín se levantó con rapidez del asiento.
—¿Vas a buscar un médico?, le preguntaron desde una mesa próxima.
—No, tonto, gritó el Mullah. Voy a ver si no es demasiado tarde para cambiar el pedido.
martes, 28 de julio de 2009
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