Un hombre del apartamento de arriba vociferaba al Mullah Nasrudin:
—Basta, por Dios. Si no dejas de tocar el clarinete, me volveré loco.
—Demasiado tarde, dejé de tocar hace una hora, dijo Nasrudin.
jueves, 27 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario