La hija de Nasrudin fue un día a su casa llorando y quejándose de que su marido le había pegado.
El Mullah Nasrudin agarró el bastón y le pegó también. Entonces dijo:
—Ahora vé a casa y dí a tu marido que si pega a mi hija, yo pegaré a su mujer.
jueves, 27 de agosto de 2009
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