miércoles, 14 de octubre de 2009

Mi mujer habla dormida

—¡Doctor, tengo un problema terrible!
—¿Ah, sí? ¿Qué le sucede?
—Mi mujer habla dormida, toda la noche. Doctor ya no se qué hacer.
—No se preocupe, será fácil, tráigame a su mujer para que yo la cure.
—Pero no, doctor. No quiero que usted cure a mi mujer. Quisiera que me cure a mí. Cada noche ella dice cosas sublimes, ¡pero desgracia la mía! acabo durmiéndome. Deme un remedio para quedarme despierto la noche entera, escuchándola.

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