jueves, 7 de enero de 2010

Nasrudin

El engaño

Cuando Nasrudín era joven, vivía cerca de su casa un hombre vacuo y orgulloso, que se jactaba que nadie podía engañarle.
—Espérame aquí un rato, le dijo el Mullah, y pensaré una forma de engañarte.
Nasrudín se marchó. Tres horas pasaron y el arrogante todavía estaba esperando que el Mullah regresara.
—¿Qué haces aquí?, le preguntó alguien que pasaba.
—Estoy esperando que Nasrudín encuentre la forma de engañarme. ¡Hace horas que lo espero y todavía no ha regresado!

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