martes, 28 de marzo de 2017

Facundo Manes

El cerebro argentino

Una manera de pensar, dialogar y hacer un país mejor

   ...Corruptos apoltronados en un sistema corrupto generaron una vez más muertes inocentes, como todos los días generan heridas inocentes, hambres inocentes, desasosiegos inocentes.
   ...La corrupción no es excluyente de la especie humana (se han evidenciado conductas corruptas en chimpancés, abejas y hormigas). Entre los seres humanos tampoco es excluyente del poder político (aunque la hay) ni de los empresarios prebendarios (aunque la hay) sino también de la sociedad que a su medida, la ejerce o, al menos, tolera. Esto se ha estudiado desde la sociología y las ciencias políticas, desde la historia y el derecho. Es importante tener en cuenta que un comportamiento humano puede tener causas al mismo tiempo biológicas, psicológicas, culturales y sociales, las cuales interactúan para influír y no son necesariamente disyuntivas.
   ...Si lo relacionamos con la Argentina, este marco de crisis en el que parecemos estar inmersos permanentemente es una de las excusas sobresalientes, ya que priman las acciones de corto plazo y el individualismo. La crisis actúa como el bosque que tapa el árbol, es decir, el 'detalle' de la corrupción frente a la zozobra general. Pero no, la corrupción no es un detalle, es propulsora y protagonista de la crisis. La crisis es una coartada del corrupto.
   ...No es inevitable la corrupción ni los argentinos somos así fatalmente. Pero sin castigo, ejemplos y sanción social la corrupción puede convertirse en norma establecida. No hay excusas ni tiempos que la apañen. Tenemos que comprenderlo y ser mejores para nosotros y para nuestra comunidad. Debemos estar convencidos y convencer. Y para eso será bueno repetirlo en cada libro, en cada nota de un diario, en cada foro, en cada sobremesa: la corrupción es un crimen.

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