sábado, 17 de marzo de 2018

Nasrudin

La novia atea

La familia de Nasrudin se notaba molesta, porque la chica con quien estaba el Mullah planeando casarse era atea.
—No tienes que casarte con una atea, dijo su madre.
—Qué puedo hacer, yo la amo, dijo el joven Nasudin.
—Si ella te ama, hará cualquier cosa que le pidas. Debes hablarle de tu religión, hijo mío. Si eres persistente, puedes conquistarla. Insistió
su madre.

Transcurrieron varias semanas. Una mañana en el desayuno el joven Mullah parecía tener absolutamente destrozado el corazón.
—¿Qué te pasa, hijo?, le preguntó su madre, pensé que tenías buenos progresos, conversando de religíon, con tu joven novia.
—Ëse es el problema, dijo Nasrudin, demasiados, tanto que, anoche me dijo que estaba convencida y que iba a estudiar para ser monja.

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