jueves, 14 de mayo de 2009

Baldomero Fernández Moreno

Aspectos

La ciudad cobra, a veces, un aire misterioso,
pierde súbitamente colores y cristales,
y todo es un asfalto pérfido y aceitoso,
y una lúgubre danza de cirios fundamentales.
Las calles se prolongan hacia ignotas barriadas,
la arboleda tirita y arrecia el aguacero,
los rieles dibujan bridas abandonadas
y uno se hunde en su casa como en un agujero.

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