Un sabio todos los días hablaba a sus discípulos. Cierta mañana, cuando subía al estrado a disertar, un pájaro se posó en la ventana y comenzó a desbordar con su canto. Después calló y se fue volando.
—Se ha terminado la charla de esta mañana, concluye el sabio.
martes, 14 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario