Un ruiseñor sin experiencia
Un día, Nasrudin se moría de ganas por comer una fruta, así que se escabulló en una huerta, trepó a un árbol y comenzó a comer toda la fruta que alcanzaba. Pero, el dueño apareció, y le preguntó enojado:
—¿Qué haces allí arriba?
Nasrudin, tratando de librarse, le contestó dulcemente:
—Oh, señor, soy un ruiseñor, y sólo estoy aquí cantando.
Al hombre le pareció gracioso, y rió, Dijo:
—Así que eres un ruiseñor, bien. Entonces déjame oír tu canto.
El Mullah comenzó a hacer muecas y sonidos extraños.
El dueño reía a carcajadas, y comentó:
—Hombre, ¿qué clase de canto es ése? Nunca había escuchado a un ruiseñor cantar así.
—Bueno, así es como canta un ruiseñor sin experiencia, replicó el Mullah.
jueves, 16 de julio de 2009
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