Las apariencias
Cierta vez, el Mullah Nasrudin asistió a una casa de baños, vestido pobremente. Lo trataron de regular a mal pero, al salir dejó una moneda de oro de propina.
A la semana siguiente fue ricamente vestido y se desvivieron para atenderlo y dejó una moneda de cobre, diciendo:
—Esta es la propina por el trato dado la semana pasada y la dada la semana pasada, por el trato de hoy.
domingo, 5 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario