Cierto día, el hijo de Nasrudin ya vuelto del colegio, en el jardín de la casa, hablaba con su padre acerca de lo que que habían estudiado: la 'ley de compensación'.
—Si una persona pierde un ojo, explicaba al Mullah, la vista en el otro se vuelve más fuerte. Si pierde la audición en un oído, la audición en el otro se vuelve más aguda. Y, si pierde una mano, la otra se vuelve más ágil.
—Si, supongo que es correcto, dijo Nasrudin. Siempre he notado que cuando un hombre tiene una pierna corta la otra es más larga.
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