Khalil Gibran
Entonces dijo Almitra:
Háblanos del amor.
Y él alzó la cabeza y miró a la multitud, y un silencio cayó sobre todos, y con fuerte voz dijo él:
Cuando el amor os llame, seguidle, aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos a él, aunque la espada oculta en su plumaje pueda heriros.
Y cuando os hable, creedle,
aunque su voz pueda despedazar vuestros sueños como el viento del norte convierte el jardín en hojarasca.
Porque así como el amor os corona, así os crucifa.
Así como os agranda, también os poda.
Así como sube hasta vuestras copas y acaricia vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.
Como gavillas de maíz, os aprieta dentro de sí mismo.
Os apalea hasta dejaros desnudos.
Os trilla para liberaros de vuestra cáscara.
Os muele hasta dejaros blancos.
Os amasa hasta dejaros dóciles, y luego, os destina a su fuego sagrado, y os transforma en pan sacro para el banquete divino.
Todas estas cosas hará el amor por vosotros para que podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con este conocimiento lleguéis a ser un fragmento del corazón de la Vida.
Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor y el placer del amor, entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y salgáis de las trillas del amor, para que entréis en el mundo carente de estaciones, donde reiréis, pero no todas vuestras risas, y lloraréis, pero no todas vuestras lágrimas.
jueves, 4 de noviembre de 2010
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