jueves, 27 de enero de 2011

Nasrudin.

Una tradición peculiar

Nasrudin se trasladó a una nueva ciudad, la cual tenía una tradición muy peculiar.
Sus habitantes atesoraban su dinero para comprar monedas de oro y cuando eran suficientes para llenar una vasija de barro, compraban la olla, la rellenaban con las monedas de oro, luego la sellaban y luego la enterraban en sus respectivos jardines, en algún lugar secreto.
Sólo, una vez al año, desenterraban los recipientes, abrían los sellos, verificaban sus monedas de oro y luego vuelta a precintar los mismos y a enterrararlos nuevamente, en otro lugar secreto del jardín.
Cierto día, el Mullah Nasrudin, ya con conocimiento de esta práctica, cruzó la plaza repleta de gente, con una vasija de barro y a la vista de todos completó la olla con piedras, cavó un agujero en el centro de la carretera y la empezó a enterrar.
—Oye, Nasrudín, esa no es la forma correcta, le interrumpía la gente. Se supone que debes llenar la olla con oro, no con piedras.
—Oh, amigos, sonrió Nasrudin, siempre y cuando no se vaya a gastar,
¿qué diferencia hace llenarla con monedas de oro o con piedras?

4 comentarios:

  1. ...y con razón. Estupenda respuesta la de Nasrudin. Saludos y buen fin de semana.
    Ramón

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  2. Las piedras no dan lugar a elaborar mapas de tesoros escondidos...Sonrío.
    Al margen de la broma, es bueno todo lo que nos ayuda a pensar.

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  3. estoy por enterrar alguna de mis ideas.

    Un saludo

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