La joven impúdica
Durante mucho tiempo, Nasrudín había tenido la intención de pedir la mano de cierta joven. Pero antes de que hubiera ahorrado el dinero de la dote, su amigo le dijo que iba a casarse con la bella muchacha. El Mullah se quedó trastornado y, pensando un momento, dijo:
—Te felicito, ella es verdaderamente el mejor premio. Casualmente, hoy hablaba con otro hombre, que admitía, que estaba deslumbrado por sus encantos.
—¿Estás diciendo que ha aparecido sin velo en público?, preguntó su amigo.
—Simplemente repito lo que he oído, no he hecho preguntas, contestó Nasrudín.
Muy angustiado, el otro hombre salió corriendo a la casa de su futuro suegro y rompió el compromiso.
Unos meses después, cuando finalmente Nasrudín había conseguido el dinero de la dote, se comprometió con la muchacha. Cuando su amigo oyó la noticia, se enfadó mucho.
—¡Qué va! ¡Si no me hubieras dado a entender que era impúdica, me habría casado con ella!
—Estás confundido, dijo Nasrudín. Jamás insinué que fuera impúdica.
—Dijiste que habías hablado con otro hombre que estaba deslumbrado por su belleza.
—¿No mencioné que el otro hombre era su padre?, preguntó Nasrudín.
sábado, 13 de abril de 2013
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