El fruto de sus bienes
Un día, un vecino de Nasrudín que daba una fiesta le pidió prestadas sus ollas para cocinar. Al devolvérselas, agregó una pequeña ollita.
—¿Qué es esto?, preguntó Nasrudín.
—De acuerdo con la ley, contestó el bromista, le he dado el fruto de sus bienes, que nació cuando las ollas estaban bajo mi cuidado.
Al tiempo el Mullah pidió prestadas las ollas de su vecino, pero no las devolvió.
El vecino fue a ver a Nasrudín para recuperarlas.
—¡Ay!, están muertas, se lamentaba Nasrudín. ¿Acaso no habíamos quedado en que las ollas son mortales?
domingo, 19 de julio de 2009
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