Buscar la causa
Al visitar a un amigo que estaba enfermo, Nasrudín llegó a la casa al mismo tiempo que el doctor. El médico estuvo menos de un minuto y su velocidad para diagnosticar dejó pasmado al Mullah.
El doctor miró la lengua del paciente y, tras una breve pausa, dijo:
—Usted ha estado comiendo manzanas verdes. No lo haga. Mejorará en un par de días.
Conmocionado, el Mullh siguió y alcanzó al médico cuando se retiraba de la casa.
—Por favor, doctor, jadeó, dígame cómo lo hace.
—Cuando se tiene experiencia para distinguir diversas situaciones, resulta más simple, argumentó el doctor. Verá, en cuanto supe que el hombre tenía dolor de estómago, busqué una causa. Cuando entré en el cuarto, vi un montón de cáscaras de manzanas verdes debajo de la cama del enfermo. El resto era evidente.
Nasrudín le dio las gracias por la lección.
En otra oportunidad, y al concurrir de visita a la casa de otro amigo,
la mujer contestó al llamado en la puerta.
—Hola, Mullah, no necesitamos un filósofo, sino un doctor. Mi esposo tiene dolor de estómago.
—No piense que el filósofo no puede ser un médico, afirmó Nasrudin, llegando hasta la presencia del paciente.
El hombre enfermo yacía sobre el lecho, quejándose.
Nasrudín se dirigió directamente hasta la cama, se fijó debajo de ella y llamó a la mujer al cuarto.
—Nada para preocuparse, le dijo, estará bien en un par de días. Pero no lo olvide, deberá convencerlo de que reduzca su hábito de comer monturas y bridas.
domingo, 19 de julio de 2009
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