miércoles, 23 de noviembre de 2011

Nasrudin.

La pluma

El sha de Persia iba camino al templo principal. Para secarse el sudor de su frente, sacó un pañuelo delicadamente bordado, mas al hacerlo, resbaló su pluma de oro, que rodó hasta caer, casualmente a los pies de Nasrudín.
—¡No te quedes ahí, hombre!. Recógela y devuélvemela, le reprocha al Mullah.
—Oh, Majestad, ¿Por qué llevas esta arma contigo?, subrayó quejoso Nasrudin, mientras le devolvía la pluma.
—Debes ser aún más imbécil de lo que pareces a primera vista, habló el soberano, para confundir una pluma con un arma.
—Con tu firma, puedes destruir pueblos enteros, respondió el Mullah.
Entonces, ¿qué podría ser tu pluma sino un arma? y la más poderosa.

3 comentarios:

  1. De ahí que es cierto el proverbio que dice que la sabiduría del necesitado es despreciada pero cuán cierta es... amigo si deseas enlazarme hazlo con mi blog principal. http://serolfisis.blogspot.com/ Gracias por visitarme también...

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  2. Palabras que encierran una gran verdad.
    Un saludo,

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  3. Si que era inteligente Nasrudín, más que el propio emperador. Saludos.

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