Ninguna consideración
El Mullah Nasrudín corrió una noche a su casa e impeló a su esposa:
—¡He invitado al juez y a su esposa a cenar y llegarán en cualquier momento! Vete a preparar, urgente, unas empanadas.
—No me tienes ninguna consideración, dijo refunfuñando su mujer. Me he pasado todo el día limpiando y estoy agotada. Y, de cualquier manera, nos queda poquísima harina.
—Entonces, haz empanadas muy pequeñas, replicó Nasrudín.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
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