Tónicos
Nasrudin fue llamado para curar a un rico terrateniente.
—¡Rápido, dame un tónico que impida que mi estómago se parta en dos!
—Pero ¿y si el tónico no te cura?
—¿Cómo puede ser? Cierta vez me comentabas de sus ingredientes mágicos.
—¿Y qué pasaría si yo estuviera equivocado?
—No te entretengas. Sin la medicina, sin duda moriré.
—Con la medicina también morirás, contestó Nasrudín. Se trata sólo de cuándo y de qué.
viernes, 4 de diciembre de 2015
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