La mentira
Su Majestad imperial, el sha-in-sha, ya cansado de sus pasatiempos habituales, levantó una enorme copa con joyas incrustadas y dijo:
—Quien sepa decir la mentira más escandalosa recibirá este trofeo como recompensa.
Pronto, el imam de la corte, un hombre de amplia circunferencia y traje resplandeciente, se levantó.
—¡Majestad! No puedo permitir que esta competición se celebre. Nunca pasó una mentira por mis labios, porque sé que la falsedad es un vicio malo y repugnante muy deplorado por Dios.
El rey sencillamente se rió y se dirigió a Nasrudín.
—Mullah, todos nosotros sabemos que eres un impostor, ¿por qué no comienzas tú?
—Oh, Majestad, me encantaría ganar ese brillante premio, pero, por desgracia, no tengo ninguna posibilidad.
—¿Te quieres explicar?
—¿Pues, cómo puedo competir con el imam? Sin duda él ha dicho una mentira infinitamente mayor de la que un simple aficionado como yo podría proponer.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario