sábado, 28 de julio de 2012

Nasrudin

Hábil de palabras

Un grupo de ladrones, a la espera del juicio, estaban preocupados por las duras condenas que estaban aplicando los tribunales.
"Urgente, necesitamos a un hombre que nos defienda de manera tan elocuente que ningún juez pueda condenarnos", reflexionaban.
Recordando sucesos, valoraron la habilidad del Mullah con las palabras y le contrataron como abogado. Nasrudin se presentó en la audiencia y pronunció una defensa tan convincente que todos, en el palacete de justicia, quedaron convencidos que los hombres eran inocentes.
El Mullah había puesto tanta energía en su actuación que comenzó a transpirar. Segundos antes que el juez confirmara la liberación de los acusados, no pudo resistir el calor por más tiempo. Se sacó el manto y pidió a los guardias que lo pusieran en una celda.
—¿Por qué quieres encarcelar a tu manto?, preguntó el juez.
—Oh, si estos hombres van a ser liberados, quiero asegurarme que mi manto se encuentre en un lugar seguro, contestó Nasrudin.

2 comentarios:

  1. Guahh! liberar, no siempre es sinónimo de justicia. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana

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