Pago en especie
Cierto día un erudito que iba de viaje llamó a la puerta de Nasrudín y le pidió un vaso de agua.
Respetuoso de la sagrada obligación oriental de proporcionar agua, el Mullah Nasrudin invitó al hombre a entrar. En cuanto cruzó el umbral, el intelectual empezó un monólogo de datos que duró varias horas. Durante ese tiempo, Nasrudín, cortésmente, sirvió agua, té, la cena y unos dulces. Finalmente, el invitado pareció dispuesto a marcharse.
—Si me das algo por mis palabras de sabiduría, seguiré mi camino.
—Desgraciadamente, no me queda nada que ofrecer. Regresa mañana y entonces tendré algo para ti, dijo el Mullah estupefacto.
La noche siguiente, volvió el erudito. Nasrudín le llevó directamente a la casa y le sentó.
Entonces el Mullah empezó a contar historias de sus propios viajes.
Después de muchas horas de escuchar, el muy agotado y hambriento invitado, dijo:
—¿Qué hay de mi pago? Dijiste que si volvía hoy me darías algo por la conversación de ayer.
—Ya te he pagado, contestó Nasrudín. Te he pagado en especie.
domingo, 14 de septiembre de 2014
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Muy buena !!
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